La inversión en vivienda vive una de sus mejores épocas desde la crisis. Según los últimos datos publicados su rentabilidad superan el 10%, ya que al 4% se obtiene con el arrendamiento hay que sumarle la revalorización anual que registra el mercado y que se sitúa en más del 6%. Hoy en día comprar una casa para ponerla en alquiler ofrece una rentabilidad muy superior a la de otros activos financieros y un riesgo mucho menor.

El precio de los pisos sigue siendo mucho menor al de hace 10 años, y tiene recorrido al alza. Estos factores, sumados a la leve recuperación del empleo y la enorme demanda de arrendamientos han construido en los últimos dos años un escenario propicio para los inversionistas.

¿Qué se entiende por rentabilidad bruta? Es el dinero que genera el alquiler de una vivienda, medido como porcentaje del coste total de la compra, y antes de pagar los gastos de comunidad, IBI y derramas. En términos generales ello significa que de cada 10.000 euros invertidos en una vivienda, se genera un resultado cercano a los 600 euros al año, antes de gastos e impuestos.

Frente a esto la pregunta que nos hacemos todos es ¿Estamos en un buen momento para comprar una casa ponerla en el mercado de arrendamiento para obtener ganancias? La respuesta generalizada de los expertos inmobiliarios es un SI rotundo.

Valencia es una ciudad ideal para invertir dado que tiene viviendas baratas y rendimientos altos. Nuestra ciudad sigue registrando el precio más barato por metro cuadrado de las grandes ciudades españolas, con 1.152 euros precio considerablemente inferior a Madrid y Barcelona.

Los precios de compra bajos propician que la vivienda sea muy rentable. El rendimiento bruto medio de comprar una casa y ponerla en alquiler es del 5,7%.

El distrito más rentable es el ubicado en el norte de la ciudad, Rascanya, con un 7,59% bruto anual. Es la zona más económica para comprar vivienda, pero también es importante destacar que es el distrito con mayores tasas de paro  y con menores opciones de conseguir inquilinos solventes y fiables que garanticen el cobro de las rentas, el estilo de inversión en este distrito lo podemos calificar como “arriesgado”.

Aquellos que prefieran un estilo de inversión moderado sin perder apenas rentabilidad pueden optar por un distrito que destaca por su ubicación: Ciutat Vella. El centro de la ciudad obtiene una rentabilidad bruta del 7,02%, gracias a la gran oferta de viviendas en venta con respecto a sus distritos aledaños y con una alta demanda de viviendas en alquiler. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los inmuebles en ese distrito requieren de grandes inversiones en la adecuación y/o reforma inicial, lo cual afectarían a la rentabilidad final y por tanto generan un riesgo que no hay que dejar de lado.

Inversores con una similar aversión al riesgo pueden optar por los distritos de Olivereta y de Benicalap, con rentabilidades del 6,91% y del 6,58%. El perfil del inquilino mejora con respecto a Rascanya.

La mayor parte de los distritos de la ciudad son considerados óptimos, de hecho, 13 de los 18 distritos son recomendables por su equilibrio entre seguridad y rentabilidad: Algiros, Benimaclet, Quatre Carreres, La Saidia, La Torre, Jesus, Patraix, Extramurs, Poblats Maritims, Camins al Gray, Pobles del Sud y Campanar. Todos ellos con rentabilidades brutas anuales entre el 6,05% y el 5,16%.

La zona más segura en la inversión a largo plazo es aquella compuesta por los distritos de El Pla del Real (4,63%) y Eixample (4,56%). Presentan rentabilidades más bajas, pero a la larga son muy interesantes para aquellos inversores que prefieren opciones conservadoras y solidas en el tiempo.